¿Por qué a la conveniencia del pluralismo ideológico y partidario planteamiento que viene desde antiguo en Carrillo y Berlinger, se añade ahora -y con énfasis- la necesidad de una auténtica libertad de prensa para ingresar por camino correcto al socialismo? ¿Es Pose generada por el escandaloso caso del diario "La República" de Lisboa o reconocimiento -¡al fin!- de que libertad es derecho a la duda, al libre examen y a la libre creación, Que libertad es poder disentir sin temor y sin sagradas escrituras que limiten el vuelo del pensamiento y, por lo tanto, que libertad es negación de la censura? Quien sabe sea correcto pensar esto último, creer que los comunistas italianos y españoles -en algo acompañados por los franceses- han llegado al convencimiento de que para el real ejercicio de la libertad es indispensable la libertad de prensa: el derecho de agrupaciones e individuos a expresar responsablemente bajo firma e identidad de la editora su pensamiento crítico, creador o de respaldo. Que han llegado a comprender que sin exteriorización pública de opiniones y críticas serán vanos los juramentos de libertad que se hagan. Ya que sin esa materialización de las ideas, en negro sobre blanco, no hay libertad tangible. Sería como navegar en una atmósfera de éter, ajena al hombre.
Se dirá que la libertad de prensa de la que hablamos está basada en la vieja libertad burguesa, y que no se ajusta a la hora histórica que vivimos. Es la opinión de muchos, de los que no creen que el ejercicio de la libertad, en su esencia, es inherente al ejercicio de la inteligencia, a la condición humana. O sea derecho a dudar, a juzgar por cuenta propia, a explicamos la vida y el mundo sin libros sacros, sin censura. Es la opinión de los que no advierten que lo que cambia con la circunstancia histórica no es el concepto de libertad, como ejercicio natural del ser humano racional, sino la manera de usarla y las costumbres y ordenamientos legales que la limitan, casi siempre irracionalmente y por motivos religiosos o políticos de moda.
Repasemos, pues, el modo de ejercitarla actualmente y las variaciones que se pueden presentar en ese ejercicio, así romo los posibles cambios en las costumbres y leyes sobre la prensa, ya que, como hemos: dicho, la libertad se ha materializado, principalmente, hasta hoy desde la invención de la imprenta, en la difusión de ideas por medio de periódicos y libros.
Sin mucho esfuerzo por querer ser objetivos, hallaremos que en nuestros días hay tres tipos de periodismo: la prensa de opinión unánime, propia de los estados ideocráticos; la prensa con libertad vigilada, censurada y casi prisionera; y la prensa teóricamente libre.
La primera propia de la Unión Soviética y de los países bajo su influencia, nada tiene que ver con los conceptos de libertad y censura, Ahí la prensa, como todos los medios de comunicación, cumple una función política y pedagógica, de acuerdo a la ideología del sistema, ideología sacralizada hasta tal punto que a nadie le está permitido emitir una sola palabra de crítica sobre ella ni sobre los supremos sacerdotes que la administran.